La primera parada turística que hice en Barcelona fue en La Sagrada Familia. El sitio por excelencia e icono de la ciudad.
El mito urbano sobre esta obra de arte de Gaudí, es que nunca paran sus remodelaciones, siempre están en obra (parece que la administración fuera de los Nule, pero no ja!), y es porque si llegase el día en el que no se detuvieran los mantenimientos u obras y/o se terminan las reparaciones, Barcelona se iría al carajo.
Esta es la cara renovada del templo, más abajo están las fotos de la parte vieja.
Según Wikipdia: La idea de construir un templo expiatorio dedicado a la Sagrada Familia en unos nuevos terrenos del Ensanchebarcelonés fue del librero Josep Maria Bocabella, inspirado por el sacerdote Josep Manyanet —canonizado en 2004—, fundador de las congregaciones religiosas Congregación de Hijos de la Sagrada Familia y Congregación de Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, encargadas de promover el culto a la Sagrada Familia y fomentar la educación cristiana de niños y jóvenes. Para tal fin, Bocabella fundó la Asociación de Devotos de San José, con el objetivo de recaudar fondos, y para la construcción del templo adquirió una manzana entera del Ensanche en un lugar conocido como El Poblet, cerca del Camp de l'Arpa, en Sant Martí de Provençals, entre las calles Provença, Mallorca, Marina y Sardenya. El solar costó 172 000 pesetas de la época.
Encontre un grupo de artistas, dibujando a mano alzada el templo.
Esta es la vista calle arriba del templo.
